Me matriculé en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República Oriental de Uruguay mientras mi país sufría la opresión de la dictadura militar que tuvo lugar entre 1973 y 1985. Cuando se restableció la democracia, la mayoría de las organizaciones sociales y sindicales habían sido destruidas, fragmentadas o debilitadas por las fuerzas militares que gobernaban Uruguay. El país también tenía el mayor número de presos políticos per cápita. Desde entonces, aprendí la importancia de la magnitud de los crímenes que se cometieron, como la tortura, la desaparición forzada, la ejecución extrajudicial y otros, además de la censura y la discriminación por motivos ideológicos. Una de las lecciones más importantes que nos proporciona la historia es que los crímenes atroces, entre ellos el genocidio, no son acontecimientos individuales, sino procesos que requieren planificación. Comienzan con actos imperceptibles de discriminación a través de los cuales empezamos a creer y convencernos de que nuestra identidad es superior, distinta o vale más que la de otros considerados diferentes. Empezamos a creer que los demás no merecen disfrutar de los mismos derechos que nosotros y que algo han hecho para merecer un destino cruel o no ser miembros iguales de la sociedad en la que vivimos. Este proceso, que comienza con actos de discriminación que luego se justifican, eleva gradualmente la idea de que el "Otro", y los que son diferentes, son inútiles y son nuestros enemigos. Esta idea sólo necesita entonces una jerarquía, un liderazgo y partidarios para afianzarse. Por lo tanto, trabajar contra la discriminación, y así por la prevención del genocidio, es una salvaguarda que contribuye a un mundo más justo.
Generar un curso de acción con un fuerte compromiso estatal que se traduzca en un programa estratégico de actividades a largo plazo, con un enfoque integral, multidimensional e interdisciplinario cuyo objetivo sea, entre otros, la prevención efectiva de la apología del odio y la violencia racial o religiosa, la erradicación de la discriminación estructural y/o sistémica que explica la vulnerabilidad que enfrentan los grupos objetivo; un cambio en las conceptualizaciones, codificaciones mentales y actitudes públicas de los líderes políticos y autoridades en otros ámbitos de la vida pública. En otro orden de cosas, una vez generadas estas situaciones de conflicto, hay que hacer uso de mecanismos de alerta temprana, con estrategias y herramientas diplomáticas y jurídicas, así como de mediación. Las visitas locales, la cooperación técnica, los incentivos económicos, la asistencia financiera, la cooperación militar y, en otra escala, la utilización de medidas coercitivas como las sanciones económicas, el repudio internacional, la retirada o expulsión de espacios multilaterales, la denuncia ante tribunales internacionales, las zonas de exclusión, etc., son otras formas de gestionar las situaciones de conflicto.
Yo diría que, para la prevención del genocidio, debemos empezar por entender que la convivencia en la diversidad sólo puede lograrse a través de alianzas estratégicas, esfuerzos conjuntos entre contrapartes, manteniendo un diálogo participativo e incluyente entre las organizaciones sociales, la institucionalidad de los derechos humanos, los sistemas político y judicial, la academia, los expertos, los organismos internacionales, así como los activistas sociales, las víctimas, entre otros. La importancia del diseño de acciones, medidas y mecanismos para combatir y prevenir la discriminación incluye también la identificación de ámbitos y prácticas discriminatorias, así como de obstáculos a la igualdad de oportunidades, la planificación de mecanismos de denuncia y actuación para las víctimas y la creación de condiciones para consolidar la igualdad de oportunidades. Estas acciones, medidas y mecanismos requieren un análisis contextualizado de los ámbitos relevantes, así como del acceso de la población al empleo, la educación, los espacios públicos, los servicios de salud, la justicia, así como de los recursos para hacerlos efectivos.
Estoy convencido de que la Red es una alianza maravillosa que nos hace tomar conciencia del verdadero significado de las atrocidades masivas, desde el punto de gestación hasta donde debemos reforzar las políticas de prevención. El nivel de los instructores, en cuanto a conocimientos, experiencia práctica y su perspectiva multidimensional del problema, es una poderosa herramienta que nos permite reproducir lo aprendido y aplicarlo en nuestra misión y en el sentido de las responsabilidades cotidianas personales e institucionales.
El valor de la democracia, la firme convicción de trabajar por la calidad de las oportunidades, la celebración de la diversidad y el respeto de la dignidad humana en plena igualdad. Los ejemplos de vida de otras personas son una fuente permanente de inspiración y aprendizaje.
Ingresé a la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales de la Universidad de la República Oriental del Uruguay mientras mi país sufría la opresión de la dictadura militar que tuvo lugar entre 1973 y 1985. Al momento de la recuperación democrática la mayoría de las organizaciones sociales y sindicatos habían sido destruidos, fragmentados o debilitados por las fuerzas militares que gobernaban Uruguay, a la vez que era el país con más alto número porcentual de presos políticos. Desde entonces comprendí lo que significa la magnitud de crímenes tales como la tortura, desaparición forzada y ejecución extrajudicial, entre otros. Además de la discriminación por motivos ideológicos y la censura.
Una de las lecciones más importantes que brinda la historia es que los crímenes atroces, entre ellos el genocidio, no son eventos individuales, sino procesos que requieren planificación. Empiezan con imperceptibles actos de discriminación a través de los cuales comenzamos a creer y convencernos de que nuestra identidad es superior, distinta o más valiosa que la de otros/as a los que consideramos diferentes; que otros/as no merecen gozar de los mismos derechos que nosotros y que algo habrán hecho para merecer un destino cruel o para no ser parte, en pie de igualdad, de la sociedad en la que vivimos. Este proceso que comienza con actos de discriminación que se justifican, va escalando y gestando una idea de "los otros", "los distintos" "los que no hacen falta" "los enemigos" y después solo necesita de jerarquía, liderazgos y reproductores de ese convencimiento. Por eso es necesario trabajar contra la discriminación y por lo tanto, por la prevención del genocidio como medida de salvaguarda para contribuir a un mundo más justo.
Generar un curso de acción con un fuerte compromiso estatal que pueda traducirse en un programa estratégico de actividades de largo plazo con un enfoque integral, multidimensional e interdisciplinario cuyo objetivo sea, entre varios, prevenir efectivamente la apología al odio racial o religioso, prevenir la violencia, erradicar la discriminación expresada en "discriminación estructural o sistémica" que da cuenta de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra uno o varios grupos determinados; cambiar las conceptualizaciones y códigos mentales, las actitudes públicas tanto de líderes políticos, como de referentes en otras áreas de la vida pública.
En otro nivel, una vez que se generen situaciones de conflicto, hacer uso de mecanismos de alerta tempranas, con estrategias y herramientas diplomáticas, legales, de mediación, visitas in loco, cooperación técnica, incentivos económicos, asistencia financiera, cooperación militar y en otra escala usar medidas coercitivas tales como sanciones económicas, repudio internacional, retiro o expulsión de espacios multilaterales, denuncia ante cortes internacionales, zonas de exclusión, etc.
Le diría que para la prevención del genocidio debe empezar por comprender que la convivencia en la diversidad solo puede lograrse con alianzas estratégicas y esfuerzo mancomunado entre contrapartes, manteniendo el diálogo participativo e inclusivo entre las organizaciones sociales, la institucionalidad de derechos humanos, el sistema político, el sistema de justicia, la academia, expertos/as y organismos internacionales, defensores sociales y víctimas, entre otros.
La importancia de diseñar acciones, medidas y dispositivos para prevenir y combatir la discriminación implica también la identificación de ámbitos y prácticas discriminatorias y de obstáculos para la igualdad de oportunidades, la previsión de mecanismos de denuncia y acción para las víctimas y la creación de las condiciones para concretar la igualdad de oportunidades. Estas acciones, medidas y dispositivos requieren un análisis contextualizado de ámbitos tales como el acceso al empleo, a la educación, a espacios públicos, a la prestación de servicios de salud, el acceso a la justicia y los recursos suficientes para hacerlas efectivas.
Estoy convencida que la RED es una alianza maravillosa, que nos hace tomar conciencia del verdadero significado de las atrocidades masivas, desde su punto de gestación hasta donde debemos reforzar las políticas de prevención. El nivel de los y las instructores/as en términos de conocimiento, experiencia práctica y la mirada multidimensional del problema, es una herramienta poderosa que nos permite reproducir lo aprendido y aplicarlo en nuestra misión y en el campo de responsabilidades personales e institucionales cotidianas.
El valor de la democracia, la firme convicción de trabajar por la igualdad de oportunidades, la celebración de la diversidad y el respeto a la dignidad humana en pie de igualdad. Los ejemplos de vida de otras personas son una fuente de inspiración y aprendizaje permanente.